Friday, October 02, 2009

Odias a tus compañeros de trabajo?

A veces las horas de trabajo se hacen insoportables? Te es difícil llegar al final del día laboral sin haber pronunciado ni un “imbécil” entre dientes? Te parece que cada comentario de tus compañeros de trabajo es a cuál mas estúpido?

Bueno... entonces tú, como yo, odias a tus compañeros de trabajo. Odias cómo mastican el chicle, cómo comen su desayuno, cómo se ríen, la música que escuchan, las conversaciones que mantienen, los cuentos de cómo les fue en el fin de semana, y muchas otras cualidades de molestar que tienen.

Lo mejor que te puede pasar en el día es que falten por enfermedad o que salgan a hacer trabajo de campo o que tengan reuniones metidos en una oficina-container que los haga desaparecer por horas. Soñás todo el día con la oficina individual...

Éstos pueden ser síntomas de odio hacia tus compañeros.

Como todo, el odio tiene un principio. Los signos que avisan que ya no estas soportando a alguien de tu ambiente laboral son variados y a la vez sutiles.

Primero empiezas con pedir (y cada vez con mayor frecuencia) que bajen un poco el volumen cuando ponen temas de esos artistas que nunca escuchaste por tu propia voluntad, que jamás aprobaste y que nunca vas a entender cómo pueden ser llamados músicos.

El siguiente paso es cuando disimuladamente introduces un auricular en tu oído y pones tu propios temas aunque a niveles moderados como para seguir escuchando qué ocurre a tu alrededor (sobre todo si te habla tu jefe) tratando de olvidarte de ese ritmo molesto que se filtra proveniente de la música de tus compañeros.

Cuando a pesar de todos tus esfuerzos no logras frenar los comentarios que te hace tu cabeza como “no le da vergüenza hacer esos comentarios?” o “de verdad eso es música?” o “Estará pensando cuando habla?”, es hora de pasar al siguiente nivel de odio.

De repente te sorprendes a ti mismo comprándote auriculares circumaurales naranjas flúo extra large, capaces de lograr un aislamiento auditvo completo y cuando te los pones en la oficina lo haces de tal manera que todos noten que estas haciéndolo porque ellos te molestan a tal extremo que no puedes ni escucharlos respirar.

Los auriculares sirven por un tiempo, pero desgraciadamente no pueden hacer desaparecer caras. Si, como lo están leyendo; con el avance de las nuevas tecnologías, en pleno siglo XXI, los auriculares no hacen desaparecer caras!, una verguenza...

Te acuerdas de ésto cuando la compañera que se sienta de cara a ti decide comer un chicle. En un momento así, no puedes evitar sentirte en el mismísimo infierno. Los compañeros que no saben masticar el chicle con la boca cerrada y sin ruido, como las normas de buena educación dictan, son enviados del diablo. Son Lucifer encarnados. Porque a pesar de que el potenciómetro de tu auricular esté al máximo, y por más que en la práctica no estés escuchando el ruido, en tu cabeza se escucha el retumbar de la baba cuando se abre y cierra la boca. Entonces te taladra el cerebro y te inmoviliza y no deja que hagas nada más que escuchar y pensar en lo desagradable que es. Y volvés a escuchar la baba charqueando y cada vez que abre la boca podés ver la lengua, la faringe, el esófago, el páncreas...

A partir de este momento te ataca el prurito y te brota la psoriasisy se te cae todo el pelo y te duele la mandíbula de apretar tanto los dientes, pero no dices nada, para conservar el “buen” ambiente laboral y la “buena” relación que tienes con tus compañeros y sobre todo el “buen” puesto de trabajo que tienes ahi.

Al final del día solo quieres encerrarte en tu casa, no oír ni el pitido del microondas, y que se te pase el dolor de cabeza tremendo que te causó el esfuerzo de calmar al monstruo que llevás adentro y lograr mantener una postura civilizada durante todas esas horas de trabajo.

Éstos, querido lector, son signos claros de que estas odiando a tus compañeros de trabajo.